El camino hacia la creatividad
El proceso para desarrollar la creatividad se remonta a la recolección de experiencias. Esa información es fundamental a la hora de procesar la información del mundo real.
Para el diseñador promedio, la creatividad es esa musa que toca las mentes a la hora de suplir sus necesidades gráficas más urgentes. El proceso para desarrollar la creatividad se remonta a las experiencias recolectadas a través de los años, por medio del tacto, el gusto, el olfato, los ambientes sonoros y los ambientes visuales; la dualidad existente entre el medio físico y el medio virtual se mezclan para poder dirigir y procesar esos conocimientos e información básica del mundo.
La burda idea, la simple idea, la idea pasajera, es esencial en el proceso de adquirir y dominar una creatividad que facilite el desarrollo de cualquier diseño visual. En términos coloquiales estamos errados al decir que se nace aprendido. Los procesos cognitivos se van desarrollando en la medida en que el cuerpo humano pasa por diferentes fases. El estudiante de diseño gráfico puede llegar con ideas y nociones creativas de la edad de piedra, que sólo son pequeñas puntadas en el tejido de aprendizaje que recién comienza.
La toma de notas, el registro de las ideas en cuadernos, en hojas y servilletas, facilita el camino hacia una creatividad completa. La famosa lluvia de ideas se consolida como la mejor herramienta para aquellas personas que bloquean fácilmente. Plasmar las primeras palabras que salgan de nuestro cerebro, facilita el reconocimiento de palabras que están implantadas quizás en nuestro subconsciente.
Para el joven que se bloquea mentalmente ante la búsqueda de soluciones, el fracaso debe servir como aliciente. El retarse a uno mismo puede forzar al cerebro para que halle caminos alternativos. No hay nada mejor que levantarse después de una recaída. La creatividad puede definirse como el buen uso de la información y el conocimiento en beneficio de una producción conceptual o física.
La ampliación del conocimiento tiene que ligarse a la costumbre de recolectar nuevas fuentes de información confiable, que catapulten el saber hacia nuevos territorios, donde se oscile entre la innovación y la función. Esto no quiere decir que necesariamente una persona creativa produzca innovación en cada proceso mental. En estos días existe una alta posibilidad de recrear algo que ya este establecido, por lo que se vuelve obligatorio investigar adecuadamente desde el primer rayón hasta llegar al producto terminado.
Un profesional puede manejar estados creativos relacionados al trabajar bajo presión. Muchos compañeros trabajan mejor con su cerebro entre la espada y la pared, con la única opción de encontrar una salida para salvarse. El ambiente controlado puede ofrecer otros caminos creativos. Manipular adecuadamente el espacio para generar sensaciones de color, de olor, de clima en la temperatura y de uso de herramientas de última tecnología, da como resultado una perfecta combinación que aumenta las capacidades mentales del individuo e incrementa los procesos.
Esos episodios de creatividad aparecen con el tiempo, cuando le damos cuerda a nuestro cerebro, ajustando tuercas y dándole más conocimiento para alimentarlo; por ejemplo, cuando uno se despierta comenzando la plena faena de sueño, corriendo para buscar un lápiz y un papel para registrar la idea.
El ser creativo se cultiva desde la escuela del diseño y publicidad, orientando al alumno a descubrir los caminos que llevan al domino de la creatividad como forma de vida. Los buenos docentes son los que guían desde sus experiencias laborales, orientando el trabajo con resultados concretos. A los malos docentes que no les importa que sus estudiantes sean creativos, son aquellos que apenas les dan tutoriales pobres sin autoría.
Existen formas de aumentar el proceso creativo. La primera es realizando ejercicios diarios de lectura (así sean dos páginas por día), realizando ilustraciones diarias (cada día se aumentara la destreza), investigando y recolectando inspiración web, de tipografía, de póster, imagen digital, ilustración, entre muchas otras. La segunda forma es imaginando y generando procesos mentales simples: construcción y deconstrucción de los objetos.
El proceso creativo aparece después de un tiempo prudente en el mundo el diseño; comienza a evidenciarse desde que se observan piezas gráficas continuamente en las calles y en los centros comerciales, coincidiendo en aspectos fundamentales de las piezas y descartando otras partes visuales (la crítica).
La creatividad no es una musa ni un soplo que se presenta por que sí; el individuo puede no darse cuenta del proceso en marcha. Los jóvenes calculan a ciegas el terreno con una pequeña vara que sólo toca la superficie del suelo, llevándose sólo pelusas, aunque hay muchos casos de éxito creativo en el que el personaje se las cree sumergiéndose en el lago de colores, nadando junto a las sirenas y seres fantásticos, inhalando CMYK y exhalando RGB, encontrando un tesoro incalculable que resplandece en ese final de la historia.
Para el recuerdo, el itinerario creativo debe concebirse desde la hoja, el lápiz y los rallones. Nunca se debe borrar si surge una alteración o error. Algo que he aprendido con los años, es partir desde una simple figura geométrica e ir imaginando formas que se entrelacen para formar un todo inesperado. El diseño de alguna forma se convierte en algo que se busca pero que se encuentra a veces sin pensarlo. Esa es la manifestación creativa de nuestro cerebro diciéndonos: «nunca te diré quién me lo dijo».
- Autor
- Juan Sebastián Cardona SánchezMEDELLIN
Fuente: http://foroalfa.org/articulos/el-camino-hacia-la-creatividad
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